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Miles de sirios piden la caída del régimen de Asad en varias ciudades

Agencias | Damasco
Miles de sirios piden la caída del régimen de Bashar Asad en distintas manifestaciones en las principales ciudades del país, como en Deraa y Damasco, mientras las fuerzas de seguridad lanzan gases lacrimógenos para disolver a los opositores, a pesar de que el presidente sirio anunció este jueves el fin del estado de emergencia.
Las fuertes medidas de seguridad desplegadas no han frenado a los opositores que convocaron para este viernes ('Gran Viernes') una nueva jornada de protesta una vez que concluyeran sus rezos contra Asad y sus once años de férreo Gobierno.
En la capital, Damasco, han salido miles de personas a las calles donde la policía permanecía desplegada alrededor de la plaza Abasin, principal punto de las protestas en las últimas semanas mientras que los accesos a la capital estaban sellados y el transporte en varias áreas fue prohibido esta jornada, según fuentes de la oposición y vecinos de la zona.
En Deraa, otra de las ciudades emblemáticas de las protestas contra el régimen de Asad y donde se ha ejercido una fuerte represión, también los opositores se han lanzado a las calles tras la oración del viernes. En Camishli, al noreste de Siria, entre 5.000 y 6.000 personas comenzaron a desfilar por las calles adyacentes en una de las mezquitas con pancartas con leyendas como "árabes, sirios y kurdos contra la corrupción".
Según la cadena de televisión catarí Al Yazira, en los controles de seguridad participan efectivos militares y policiales y agentes de civil.
Unas doscientas personas han fallecido en Siria desde que se intensificaran las protestas a mediados de marzo desde sus tímidos inicios en febrero al calor de las revoluciones de Túnez y Egipto, según cifras de las organizaciones de derechos humanos.
El presidente Asad firmó ayer tres decretos en un intento de calmar a los demandantes de cambios. Además de derogar la Ley de Emergencia (en vigor desde 1963), firmó la eliminación del Alto Tribunal de la Seguridad del Estado y nuevas normas para las manifestaciones pacíficas.

4 comentarios:

El Genio dijo...

El llamado Gran Viernes amenaza con ser la Gran Debacle para el presidente sirio, Bashar Asad, con cada vez menos cartuchos políticos para sofocar la revuelta popular contra la dictadura.

Ni la histórica decisión de abolir las leyes de Emergencia, vigentes desde el 63, ni el despliegue de sus soldados, policias y sicarios (los temidos Shabiha) han evitado que decenas de miles de sirios se manifiesten hoy con una rotunda exigencia: el fin del régimen de Asad.

Como se temía, Siria vive una jornada sangrienta. Según diversas fuentes, han muerto al menos 40 personas como consecuencia de los disparos de las fuerzas de seguridad sirias. Nada más finalizar las plegarias musulmanas del viernes y pese a las medidas de control y disuasión del Ejército, miles de manifestantes salieron a las calles de las ciudades más importantes como la sureña Deraa, la céntrica Homs, la portuaria Latakia, Camishli al noroeste e incluso en algunos barrios de la capital, Damasco. La oposición denuncia que los efectivos de Asad emplean fuego real y gases lacrimógenos para sofocar las manifestaciones.

De esta forma, aumenta el balance de muertos, estimado antes de este viernes en más de 200, desde que se intensificaran las protestas a mediados de marzo tras sus tímidos inicios en febrero al calor de las revoluciones de Túnez y Egipto.

El Genio dijo...

Balance de víctimas

El mayor número de víctimas se han producido en la ciudad central de Homs, donde han muerto 14 personas, y en la localidad sureña de Izraa, desde donde se ha informado del fallecimiento de al menos 11 personas.

Otras ocho víctimas mortales se produjeron en el barrio de Douma, en la periferia de Damasco, y tres más en el sector capitalino de Mohadamia. Asimismo, se ha producido la primera víctima mortal en la capital desde que se iniciaron las protestas.

Los heridos en distintos lugares de Siria se cuentan por docenas.

La cifra de fallecidos ha sido proporcionada por activistas de la oposición en informes suministrados por la red social Facebook y residentes y fuentes médicas consultadas por la cadena de televisión Al Yazira.

En la capital, Damasco, han salido miles de personas a las calles donde la policía permanecía desplegada alrededor de la plaza Abasin, principal punto de las protestas en las últimas semanas mientras que los accesos a la capital estaban sellados y el transporte en varias áreas fue prohibido esta jornada, según fuentes de la oposición y vecinos de la zona.

En Deraa, otra de las ciudades emblemáticas de las protestas contra el régimen de Asad y donde se ha ejercido una fuerte represión, también los opositores se han lanzado a las calles tras la oración del viernes.

En Camishli, al noreste de Siria, entre 5.000 y 6.000 personas comenzaron a desfilar por las calles adyacentes en una de las mezquitas con pancartas con leyendas como "árabes, sirios y kurdos contra la corrupción".

"Si las manifestaciones son pacíficas, dejaremos que expresen sus opiniones. Quiero negar las informaciones de la muerte de 200 personas. ¿Dónde están sus nombres? No habrá más violencia si los manifestantes dejan de disparar y los grupos armados dejan de atacar a las fuerzas de seguridad", declaró la portavoz siria Reem Haddad a la cadena de televisión Al Yazira. Según el régimen, grupos armados relacionados con salafistas están detrás de la revuelta.

El Genio dijo...

'Bashar, go out'

En árabe y en inglés (intentando recabar la comprensión y solidaridad de la opinión pública mundial), los opositores pidieron libertad y democracia en las plazas emblemáticas de Siria. "Bashar, go out" se podría leer en algunas de las pancartas. El objetivo, anticipado por las redes sociales, era tomar decenas de ciudades y localidades para que este Gran Viernes se conviertiera en la protesta más masiva desde que miles de sirios perdieron el miedo a la dictadura baazista. "El dictador está acabado", anunciaban y deseaban varias páginas en Facebook.

La oposición no se cree las promesas del régimen. Muchos sirios están hartos de 48 años de ausencia de libertades básicas como la de manifestarse. Muchos sirios no se fían de las reformas anunciadas en los 11 años de presidencia de Asad. Consideran insuficiente y engañosa la derogación del estado de Emergencia, firmada este jueves por Asad y denuncian la continuación de la represión. De ahí que siga movilizándose dejando claro que el objetivo ya no es el cambio de leyes sino de régimen. Creen que, esta vez, ya han llegado al punto de retorno.

A diferencia del presidente egipcio Hosni Mubarak, Asad cuenta con la fidelidad de los altos mandos militares, incluyendo algunas figuras pertenecientes a la mayoria sunita. La misma que está harta de los privilegios de la minoria aluita a la que pertenece la familia Asad.

El régimen cuenta también con un gran aliado: el miedo instalado en muchos hogares sirios ante el "dia después" de su caída. En otras palabras, temen una iraquización de Siria con etnias, religiones y corrientes enfrentandose a tiros y bombas en las calles. También recuerdan e inflan el temor a los Hermanos Musulmanes y la posibilidad de que grupos islámicos fundamentalistas se hagan con las riendas de la laica Siria.

En otro intento para calmar los ánimos y evitar que las protestas sean generalizadas, el régimen usó una de sus bazas más importantes, el Mufti de Siria, el jeque Ahmad Al Hasun. Éste aseguró que "a Asad le duele más que a nadie la muerte de ciudadanos sirios". Asimismo, acusó a las cadenas de televisión por satélite de "querer dañar y destrozar Siria".

El apoyo al régimen de la autoridad religiosa sunita llega días después que en un video distribuido en Youtube por la oposición el Mufti enviaba supuestamente un mensaje diferente y desafiante: "Me dirijo al distinguido presidente de Siria y le digo que el problema no es el terror ni Homs. El problema es el honor. El que dispare una bala contra los jóvenes manifestantes, ¡merece que le corten la mano!".

El Genio dijo...

Tras la sangrienta represión de este viernes, las palabras de reforma del presidente sirio Bashar Asad están claramente en entredicho tanto fuera como dentro del país. Su receta del palo (disparos y detenciones) y zanahoria (fin del Estado de Emergencia) ante las revueltas iniciadas a mediados de marzo contra la dictadura se basa ya sólo en el primer ingrediente.

Miles de sirios asisten hoy a unos tensos funerales tras la jornada más grave de esta ola de protestas que según diversas fuentes, acabó con la vida de más de 100 personas.

Según el grupo opositor Revolución Siria, muy activo en las redes sociales, la cifra de víctimas por el disparo de los agentes y sicarios del régimen llega ya a los 112. "La mayoría de los nombres han sido confirmados", dicen en su página de Facebook. Otras fuentes hablan de 88 muertos.

Como ha sucedido en las últimas semanas, los entierros se convierten con facilidad en manifestaciones y enfrentamientos. Al Gran Viernes le espera un Sábado Peor.

Según activistas de la oposición, algunas áreas de Damasco están cercadas por soldados y policías. Además, denuncian que en Homs las autoridades rechazan entregar los cadáveres a sus familias hasta que éstas digan a la televisión que sus hijos fueron víctimas de grupos de salafistas. Decenas de miles de personas están en la calle camino a los funerales que se celebran en Deraa, informa Afp, que cita a un militante pro derechos humanos

Asad no tiene tiempo para sacarse de la chistera nuevas reformas que calmen las protestas ni tampoco para contestar las acusaciones del presidente estadounidense Barack Obama sobre la ayuda iraní en la violenta represión. El presidente sirio se prepara ante un sábado caliente que provocará más muertos, más funerales y más protestas.

Censura, manipulación

Contundencia en las calles y censura en los medios de comunicación. En la agencia estatal SANA, no hay rastro del más de centenar de muertos. Su versión de unos hechos-condenados por muchos países- habla de imágenes prefabricadas.

Según el medio oficial y portavoz del régimen, las fuerzas de seguridad han incautado "varios celulares de grupo criminal armado que contenían 'chips 'no sirios" y cámaras digitales de alta tecnología. "Tenían salvado en su memoria digital varias piezas y escenas prefabricadas que demuestran actos de violencia y opresión a los manifestantes. También se incautaron palos, espadas y piezas metálicas que las utilizaban en las manifestaciones contra las fuerzas de seguridad", argumenta.

Por supuesto, SANA no recoge ni habla de la cifra de muertos dadas por la oposición y grupos de derechos humanos. Según el régimen, hay sólo una decena de muertos en una jornada en la que "las fuerzas de seguridad sólo utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua" para frenar las protestas. Siguiendo con su teoria, el sonido de disparos en las diferentes ciudades fueron prefabricadas o la respuesta natural a "ataques armados".

Por ejemplo, informa de la acción militar para repeler el ataque de un grupo armado en la localidad de Izraa. Situada cerca de la sureña Deraa, epicentro de la revuelta contra la dictadura, Izraa fue uno de los escenarios con más violencia en la jornada del viernes.

A medida que se multipliquen las manifestaciones, a Asad le quedarán ya sólo dos opciones para frenar las protestas: moverse políticamente con algún tipo de concesión que calme a los opositores (cosa improbable ya que exigen el fin del régimen) o seguir ordenando el disparo contra los manifestantes, cueste lo que cueste en vidas y aislamiento internacional.

El objetivo de Asad es evitar por todos los medios que la revuelta llegue de forma extensa a las dos principales ciudades, Damasco y Alepo. Si caen, el siguiente será Asad y su dinastía alauí.

La mayoria sunita espera.