La disposición a comprar de los consumidores sigue mostrando pocos cambios. El indicador se mantiene en un nivel extremadamente bajo desde hace más de dos años. Este mes, perdió 0,7 puntos y ahora se sitúa en -13 puntos. En comparación con el mismo período del año pasado, se midió un pequeño aumento de 1,6 puntos.
La actual reticencia a comprar se debe en gran medida al aumento de los precios. Si los hogares privados tienen que gastar más en alimentos y energía, faltan recursos financieros para compras mayores. Además, la falta de seguridad en la planificación significa que es más probable que las personas acumulen reservas para emergencias o similares, que por lo tanto tampoco están disponibles para el consumo.
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